Yacía inmóvil y fría bajo las sabanas
Era tan bella que hacía daño mirarla.
Aún con sus dos luceros ahora apagados
seguía teniendo el encanto de su sereno rostro Ausente del dolor ajeno contemplaba la hermosa dama desde arriba abajo ella misma.
Un caballero lloraba su ausencia pues aun teniéndola ahora ahí mismo sabia que no tendría más momentos para estar con su amada.
Como aguantar no verla más; si esa hermosa mujer lo había sido todo para el.
Ella contemplaba más no podía hablar ya.
Ahora era una hermosa luz pero era tanto el amor que sentía su amado que de su rostro inerte salio una lágrima.
Entonces el al verlo no sabia que pasaba.
De esa lágrima salio una imagen blanca que sus alas desplegó siendo ahora y siempre Su ángel de la guarda ahora su bella dama.
miércoles, 28 de enero de 2015
EL DESPERTAR
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario